Nos interiorizaremos en la
vida del Dr. Bach, ya que su biografía nos permitirá comprender más la filosofía del
sistema de curación de las Flores.
Edward Bach nació en Moseley, (cerca de Birmingham), en 1886. Desde pequeño amó la
Naturaleza y su compasión por los sufrientes era tan fuerte, que ya desde niño decidió
ser médico. La felicidad de los demás llegó a ser en él el objetivo principal de su
vida. Tenía ya la idea de conseguir una medicina simple que sanara todas las
enfermedades.
Cuando tenía 16 años terminó la escuela, y todavía persistía en él la idea de ser
médico, pero consideró que no les podía pedir a sus padres el dinero para estudiar
medicina, por lo que ingresó en la fundición de su padre, donde trabajó hasta los 19
años. Ocupó momentáneamente el puesto de agente comercial, pero su naturaleza generosa
le impidió desarrollar esta actividad.
Cuando le comentó a su padre su deseo de ser médico, este le ofreció pagarle los
estudios. Así, a los 20 años ingresó en la Universidad de Birmingham. Terminó sus
estudios en el University College Hospital, en Londres, en 1912. No abandonó Londres
hasta el año 1930.
La vida de la ciudad le agobiaba, pero su afán de encontrar una medicina para la
Humanidad era más fuerte que el malestar (físico y mental) que le producía el ajetreo
de Londres. Su salud no era muy buena, pero su ánimo le impedía abandonar.
Ya en sus primeras experiencias con enfermos, entendió que era más importante la
observación del paciente que el estudio teórico de las enfermedades. Pudo comprobar que
muchas veces pacientes con la misma enfermedad e igual tratamiento respondían distinto, y
pacientes con el mismo temperamento respondían de la misma manera ante el mismo
tratamiento. Así llegó al conocimiento de que los sentimientos, emociones, etc. del
paciente eran más importantes que el nombre científico de la enfermedad. Además le
disgustaba el hecho de que los tratamientos eran frecuentemente más dolorosos y agresivos
todavía que los síntomas. Llegó a declarar: "me costará cinco años olvidar todo
lo que me han enseñado".
Hasta 1913 Bach se desempeñó en el University College Hospital, ingresando ese mismo
año en el National Temperance Hospital, pero su delicada salud le hizo abandonar ese
puesto. Cuando se recuperó, abrió un consultorio en Harley Street, con gran éxito. Su
insatisfacción con los métodos de la medicina ortodoxa aumentó. Pensaba que los
médicos olvidaban lo más importante: la personalidad; y se centraban exclusivamente en
lo más superfluo: los síntomas y comenzó a investigar en el campo de la Inmunología.
Ingresó entonces en el University College Hospital como bacteriólogo asistente.
En sus primeras investigaciones descubrió la presencia de unos gérmenes intestinales
(que hasta entonces habían sido considerados de poca importancia) en todos los pacientes
que padecían enfermedades crónicas. En los individuos sanos también se hallaban dichos
gérmenes, pero en mucho menor proporción. Después de meses de investigación realizó
una vacuna que, inyectada directamente en sangre hacía desaparecer la enfermedad crónica
(artritis, reumatismo, migraña, etc.) de muchos pacientes. De todas maneras ese método
de aplicación le desagradaba, y además no era efectivo en todos los casos. Otro
descubrimiento le animó: los resultados eran mucho mejores si la segunda y subsiguientes
dosis de vacuna se administraban cuando los efectos de la anterior estuvieran ya
desapareciendo. Estos descubrimientos revolucionaron el tratamiento de las enfermedades
crónicas.
En 1914, durante la I Guerra Mundial, solicitó varias veces prestar sus servicios en el
extranjero, pero se le denegó una y otra vez. Estuvo a cargo de más de 400 camas de
heridos de guerra en el University College Hospital, además de tener un cargo de
asistente de bacteriología en el Hospital Medical School (1915-1919), y de sus trabajos
de investigación. Su cuerpo a duras penas aguantaba ese ritmo. En 1917 tuvo una severa
hemorragia que hizo necesaria una intervención quirúrgica urgente. Terminada la
operación, se le pronosticaron tres meses de vida.